Hace un par de semanas inicié un post con un listado de las cosas que nadie te dice antes de ser papá, y esta entrada es la continuación de esa lista. Así que sin más, vamos a las tres cosas que he querido destacar hoy:
Ajustar tus salidas a lugares que sean aptos para ir con carritos de bebé y que tengan cambiador en los aseos: cuando tienes un hijo, todo suele girar en torno a él, a su comodidad y a la nuestra. Seamos sinceros, los centros de las ciudades y pueblos en España NO están adaptados para los niños pequeños (y tampoco para los discapacitados). Es verdad que cada vez más se va pensando en este tema y que hasta una nueva regulación hay en la ciudad de Madrid; pero también es cierto que lo que más abundan son los restaurantes con pequeñas mesas muy pegadas, con aseos en plantas inferiores a las que no se puede acceder si no es bajando la escalera y, además, los baños no tienen cambiador. El tema de los baños sin cambiador es un tema en sí mismo, porque los pocos que tienen, entonces están en los aseos para mujeres ¿Acaso los padres no cambiamos pañales? La cuestión es que, cuando tienes un hijo, antes de salir de casa, te aseguras que el sitio al que vas cuente con suficiente amplitud para que puedas entrar con el carrito del bebé, que los baños tengan cambiador, y un largo etcétera de requerimientos que se van ampliando o recortando en función de lo meticulosos que seamos.
Descargar todas las aplicaciones infantiles y dibujos en el móvil y la tablet: antes de tener hijos siempre dije que mis hijos no jugarían con el móvil, ni utilizarían la tablet hasta tener una edad ¡MENTIRA! Es un engaño, un afán de perfección que teníamos antes de ser padres que consistía en mentirnos a nosotros mismos, diciéndonos «yo nunca» haciéndonos creer que seríamos los mejores padres del mundo. Como si ser buen padre dependiese de los artilugios que das a tu hijo con tal de ganar unos minutos de paz al día y, gracias a eso, recuperar la cordura por un rato. Amigo mío, todos somos los padres que mejor podemos, estoy seguro que la mayoría de nosotros lo hacemos lo mejor que sabemos y que cada día nos esforzamos muchísimo por ser mejores padres, yo no tengo duda de eso; pero parte de ser mejores padres y mejores personas consiste en aceptar que somos imperfectos y que muchas veces olvidaremos esos «yo nunca» dichos en el pasaje, cuando no teníamos hijos, con tal de ganar algo de estabilidad emocional ¿Aun no tienes hijos? ¿Cuál es tu «yo nunca» para cuándo seas padre?
Apuntar en tu agenda una visita al pediatra o a urgencias, al menos una vez por quincena: sí, es lo que tiene ser padres primerizos. Una vez llegué a pensar que solo los pediatras deberían tener hijos. Y es que son tantas las dudas que uno tiene, tantas las tonterías que ocurren y por las que uno se angustia, que «mejor descartar a que no sea algo de real gravedad». Claro que a esto se le suma el hecho de que nosotros vivimos en un país que no es el nuestro y en el que los pediatras no te dejan su teléfono para que les llames a preguntar cada duda que tengas (listos que son los pediatras de aquí). Pues sí, cuando nació #ElChiqui, durante su primer mes de vida creo que visitamos, por lo menos, tres pediatras distintos: que si lloraba, que si manchaba de rojo el pañal, que si sentíamos que no comía, que si estaría ganando suficiente peso, que si le está saliendo la costra láctea… Luego, cuando ya has superado esa etapa de nervios de papá primerizo, cuando aparecen los virus realmente, entonces las visitas al pediatra (y a urgencias) son más frecuentes, y descubres enfermedades de las que no tenías ni idea: “Boca, mano, pie” ¿No había un nombre más original?, Herpanginas ¿Y eso es como un herpes?, Escarlatina ¿Por lo rojo? Y así un sinfín de virus que llegan y se instalan a vivir en tu casa, contigo, y con tu pequeño y te hacen salir de madrugada al hospital. Ahhh porque la situación se pone fea es de madrugada, las peores fiebres son de madrugada, los peores vómitos son de madrugada y todo de madrugada… no esperes que esta fiesta ocurra de día, los virus son más listos que tú y saben que te gusta dormir y a ellos les gusta fastidiarte el sueño. Afortunadamente, con los años, tu niño va ganando defensas y la cosa se estabiliza y, seguirás yendo a urgencias, claro que sí, pero menos frecuentemente. Así que paciencia y ánimo.
Y así llegamos al final de esta lista de cosas que nadie te dice antes de ser padre, estoy seguro que hay muchas más y prometo seguir ampliando esta lista a medida que mis hijos van creciendo, para compartirla con vosotros por aquí. Mientras tanto, sigo escuchando vuestras experiencias.